El periodismo interpretativo, un género malinterpretado

Interpretar, en el periodismo, no es opinar, lanzar rumores, especular, ni violar las reglas periodísticas.

El periodismo tiene reglas generales que se aplican a todos sus géneros y en todos los formatos.

Desde las aulas universitarias escuchamos esas reglas básicas, como que el rumor no es noticia, que no debemos especular, que estamos obligados a confirmar informaciones, a contrastar versiones, que no debemos inventarnos fuentes, testimonios, hechos…

Y eso se aplica en todo el periodismo, insisto, cualquiera sea el formato o el género: no es justificación, para violar esas normas básicas, que demos información en una red social y no en un medio tradicional. Tampoco es justificación que pasamos por alto un par de esas reglas porque era opinión, análisis o periodismo interpretativo (tan malinterpretado género) y no una nota informativa.

Ni opinión, ni análisis, ni periodismo interpretativo admiten lanzar versiones sin confirmar. Recuerden al príncipe saudí y el periódico británico.

Tampoco especular o lanzar rumores. “Como cualquier redactor de noticias, el editorialista debe respetar la verdad de los hechos. Una columna editorial se fundamenta en hechos que, interpretados, son la materia prima de la opinión”, dice Javier Darío Restrepo, del Consultorio Ético de la FNPI.

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El «análisis» de Vanguardia

La revista Vanguardia, cuyo editor es uno de los mejores periodistas de investigación del Ecuador de los últimos años, Juan Carlos Calderón, y por ello digna de mejor suerte, hace un análisis sobre la anulación del juicio al exvicepresidente Alberto Dahik.

Ahí se dicen cosas que son rumores, especulación, datos sin fundamento… A los ejemplos añado las preguntas que le hubiera hecho al autor del texto si yo fuera su editor:

– “Alberto Dahik arriba al país con el apoyo político de Rafael Correa y se podría convertir en una figura de apoyo para su campaña”.

¿Se podría? ¿Se puede o no se puede convertir en una figura de apoyo? ¿Hay algún dato, informe, declaración o algo que explique esto? ¿Quién lo dice, el autor, una fuente? ¿En base a qué lo afirma el autor o la fuente?

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– “Queda claro que el gobierno hará uso de todas sus maniobras para seguir en el poder”.

¿Queda claro? ¿Para quién, para todos o sólo para el autor? ¿En qué se basa el autor para hacer esa afirmación: declaración, dato, informe, documento? ¿Simple opinión?

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– “Facilitar el regreso de Abdalá Bucaram también pudiera reafirmar esa idea”.

¿Pudiera? ¿Puede o no puede facilitar el regreso? ¿Quién lo dice, el autor, alguna fuente?

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– “Todo indica que la figura de Alberto Dahik y el apoyo del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) pudieran ser dos soportes en el camino que la revolución ciudadana ha iniciado en busca de la reelección de su líder”.

¿Todo indica? ¿Qué es el «todo» que nos “indica” eso, por qué no lo explica el autor? ¿»Todo indica», para quién, para el autor, para todos?

¿Pudieran ser? ¿Son o no son? ¿Quién dice, el autor, alguna fuente?

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A excepción del primero, el resto de puntos son parte del ¡primer párrafo!

Bueno, hay que ser justos, luego viene la parte central y mucho mejor elaborada, con datos, referencia a documentos, recuento de hechos, para terminar con algo de la misma dosis inicial:

– “El apoyo del PRE pudiera ser preponderante para el gobierno”.

¿Pudiera? ¿Otra vez? (regresen al anterior «pudiera»).

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– “Se sabe que el quinto voto es de Henry Cuji”.

¿Se sabe? ¿Quién sabe, el autor, los asambleístas, todo el mundo? ¿Qué documento o declaración respalda esta afirmación?

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Habrá quien diga que hay cosas entre las enumeradas que son obvias. Pero en periodismo nada es obvio: todo es datos, declaraciones, versiones, documentos, testimonios…

Repito: nada es obvio, si tu mamá te dice que te quiere, compruébalo.

Que en periodismo opinión se puede dar una versión propia, sí, pero con sustento. O, al menos asumiendo que nosotros lo decimos y no encubriéndolo con frases difusas y evasivas del tipo «Todo indica» o el «Queda claro».

Pero el análisis (nombre del género que encabeza la página en mención) no es opinión, es información. Incluso, en caso de mezclar opinión con información, prefiero a quien lo hace de frente, sin maquillarlo, con un también incorrecto, pero claro y honesto “Yo opino” o “Yo creo”.

Aparte, hay el error gramatical en el uso de las formas terminadas en ría y el tenebroso condicional de rumor, un error gramatical muy repetido en el periodismo y que además tiene implicaciones éticas.

Lo que me llevó a escribir esta entrada fueron los elogios y la viralidad que tuvo ese texto en la red. Carlos Andrés Vera, editor de Soho en Ecuador, otra revista digna de mejor suerte, llama a ese análisis «brillante», lo que repiten otros tuiteros.

¿Brillante? No creo. Mal periodismo que perjudica a quienes tratan de hacer buen periodismo, es mi opinión.

Mientras, seguiremos esperando el verdadero buen reportaje sobre el caso Dahik, que explique y fundamente los hechos de corrupción, si es que los cometieron, del exvicepresidente, sus colaboradores cercanos y algunos diputados de esa época.

 

Actualización:

– Alberto Dahik no se convirtió en una figura de apoyo para la campaña de Rafael Correa.

– El Gobierno no facilitó el regreso de Abdalá Bucaram. El expresidente sigue en Panamá y es un violento opositor de Rafael Correa.

– Ni Alberto Dahik ni el Partido Roldosista Ecuatoriano fueron soportes en el camino hacia la reelección del líder de la revolución ciudadana.

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Enlaces de interés:

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Fotos tomadas de la revista Vanguardia 9 de enero del 2012.

@jfbeltranr

@Columna5

3 comentarios en “El periodismo interpretativo, un género malinterpretado

  1. En definitiva Rafael Correa es un producto que te ayuda a vender el periódico o la revista, lo que hay que hacer es rumorar mal de él, eso genera un morbo que levanta la espectativa, no importa que tu nivel de periodista y sus postulados se denigre. Por otro lado, sabemos que también se intenta por parte de estos genios, lesionar la imagen del gobierno y su líder, pues no les importa si el país esta cambiando para bien, sino que no son ellos los que lo hacen.

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  2. El RUMOR es la piedra angular con la cual se gatilla el Acoso Mediatico; sumado a la maledicencia es su metodologia; facilita que a cuenta de «cuando el rio suena piedras lleva», los defensores fabricantes y divugadores del RUNOR, se aprovechen para «a rio revuelto ganancia de pescadores». En fin, el RUMOR, a fuerza de repeticion fabrica el imaginario de prueba en lo que es una mentira.

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