¿Qué deben hacer 10.000 personas para salir en un periódico?

Hace unos 20 años, cuando la lucha indígena todavía era fuerte, Pablo Lucio Paredes, un economista y analista (el único título profesional que otorga la prensa, no las universidades), hablaba ante un grupo de empresarios y les pedía que comprendan la forma de protestar de los indígenas. Decía que nosotros (él y los empresarios), para ser escuchados por el gobierno, debemos golpear las puertas de Carondelet. Los indígenas, en cambio, solamente son escuchados cuando cierran carreteras.

Hay quienes, con la intención de hacerse escuchar, deben esforzarse y ejecutar cosas bastante llamativas. Como lograr que cientos de personas de diversas posiciones ideológicas y políticas coincidan en una decisión para llevar a las calles a 10.000 personas (poco más o menos) vestidas de blanco, con música, bicicletas, motos, carteles (serios, graciosos e ingeniosos), alegría, algarabía y hasta un poquito de indignación.

Pero hay casos en que ni eso les garantiza ser escuchados. No por los medios, al menos.

Cada medio de comunicación tiene sus criterios para determinar qué es noticia y para escoger cuáles son «más noticia» y así destacarlas en posiciones principales, sobre todo en la portada. Y no, no pueden complacer a todos, peeero…

Además, los editores y periodistas también nos equivocamos. O leemos los hechos de formas diferentes y, así, a veces consideramos más importante una declaración brindada por el poder (por más vacía que esta sea) que una protesta masiva. Peeero…

Sucedió en Quito, donde solamente un periódico nacional, El Universo, dio espacio en portada a la protesta universitaria del lunes:

 

Sucedió también en Cuenca, donde un periódico dio espacio a la protesta del miércoles en esa ciudad y el otro… pues, bueno, a repetir lo que dice el que está tras las puertas de Carondelet. Sí, esas de las que hablaba Lucio Paredes, las que solamente algunos pueden golpear para que les escuchen:

 

Aaah, pero cuando les lanzan unas declaraciones oficiales sobre el presupuesto universitario, ahí sí hay noticia. Como sucedió el miércoles, menos para El Universo:

 

De El Telégrafo no se puede esperar nada. Su papel, ya lo habíamos dicho acá y acá, es exaltar la figura del presidente (con disposiciones como la de, dice Xavier Lasso, «sacar a Lenín Moreno en primera página y con el mejor ángulo«) además de mantener una «obsesiva búsqueda de ‘buenas noticias‘»; así que ya no le pidamos más.

Lo que preocupa más son los periódicos privados ahora acoplados al discurso oficial. Ellos, con sus portadas —que son las declaraciones de intenciones de los periódicos—, nos dicen mucho del estado en que se encuentran.

Así van a terminar cargándose el periodismo.

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Violeta Parra escribió y Mercedes Sosa lo cantaba:

Me gustan los estudiantes,
porque levantan el pecho
cuando les dicen harina
sabiéndose que es afrecho.

Pero, ¿qué hacer cuando no les dicen ni harina, cuando se les invisibiliza, se les esconde detrás de una declaración oficial?

Pues parece que hay salas de redacción en donde no se oye (ni se escucha) a los estudiantes, ni a la Negra Sosa:

 

Así está el periodismo ecuatoriano… Seguiremos informando.

 

Juan Francisco Beltrán


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